Los orígenes del Tarot parecen haberse perdido en las nieblas del tiempo. Hay quienes se remontan a las arenas de Egipto, a la ruta de la seda en China, e incluso a los paisajes de la antigua Persia. Quizás todos estos orígenes le puedan dar un aire mucho más místico y exótico. Los símbolos que aparecen en las cartas bien podrían pertenecer a cualquiera de estas raíces. Lo cierto es que, más allá de lo que hayan plasmado los antiguos egipcios en los papiros del Libro de Thoth, el Tarot tiene un origen algo más “reciente”.
Los especialistas e historiadores prefieren asociarlo a las “carte da trionfi” italianas, pintadas a mano por artistas que contrataban las familias más adineradas por allá en el 1500 para aprender y cultivarse mientras se divertían. Más allá de su enigmático origen, el Tarot sobrevivió todas estas épocas, incluyendo más tarde la corte de la Inquisición, que también se valió de su poder para condenar a quienes las utilizaban, por considerarlas pecaminosas.
El Tarot reúne una serie de figuras e imágenes plasmadas en 22 Arcanos mayores y 56 menores, cuyo efecto no pasa desapercibido a través de los siglos. Quizás unos de los más conocidos hoy en día, sean el de Marsella y el de Rider-Waite.
“El Loco”, Tarot de Marsella
Durante el Renacimiento, las "imágenes de los dioses antiguos" le recordaron al observador los mitos clásicos, que se consideraban de gran valor ético y moral. Algunos historiadores creen que es durante este período que nació el Tarot, y lo consideran uno de los logros más extraordinarios del humanismo italiano. En esa época era considerado un gran juego didáctico que reunía a los representantes más importantes del panteón griego junto con las virtudes cristianas, las imágenes alegóricas de la condición humana y los símbolos de los cuerpos celestes más importantes. Por entonces, los “Triumphi” incluían las maravillas del mundo visible e invisible y brindaban a sus observadores instrucciones físicas, morales y místicas. De hecho, la serie de virtudes cardinales – representadas por la Fuerza, Prudencia, Justicia y Templanza - recordó importantes preceptos éticos. La serie de condiciones humanas, incluyendo el Emperador, la Emperatriz, el Papa, el Loco y el Malabarista, recordaba la jerarquía a la que estaban sujetos los seres humanos de aquel entonces. Por último, la serie de planetas – Estrella, Luna, Sol- sugería las fuerzas celestiales que subyugaban a los seres humanos.
A diferencia del Tarot, otros oráculos y barajas cuentan con imágenes más ilustrativas y menos arquetípicas. Son imágenes que intentan predecir la “suerte” del consultante y advierten sobre situaciones que pueden obstaculizarlo o beneficiarlo. Algunos de los más antiguos y pintorescos son las cartas de Lenormand, o “Les Amusements des Allemands”, cuyas figuras se pueden apreciar claramente y no quedan muchas dudas sobre su significado. Existen otros más modernos por los que siento gran curiosidad y he utilizado con resultados bastante acertados, para mi asombro.
Estudiar el Tarot y sus imágenes a través del tiempo puede ser una tarea tan interesante como inagotable. Por ejemplo, si buscamos los orígenes de la versión moderna de El Emitaño (un hombre envuelto en una capa que se encuentra en la montaña oscura con su lámpara de aceite), encontraremos que en principio su lámpara era un reloj de arena y el hombre sabio no era otro que Saturno o Cronos, el guardián del tiempo. Esta imagen puede entonces ser interpretada como un retraso o bloqueo en caso de salir invertida. En la actualidad, muchos tarotistas asocian a El Ermitaño a una época de aislamiento tan voluntaria como necesaria, aunque también muchos lo conectan con el signo de Virgo. Puede representar un tiempo para meditar sobre los pasos a seguir y una pausa antes de tomar alguna acción precipitada, teniendo en cuenta el verdadero valor de la existencia. El Ermitaño, desde lo alto, mira el mundo que ha conquistado. Las interpretaciones pueden ser tan variadas como la cantidad de consultantes que se acerquen a leer sus Arcanos, y el significado tampoco será el mismo si se quiere saber sobre el amor o sobre los negocios, como si se quiere ahondar en el propio inconsciente y sus imágenes arquetípicas.
Tarot de Bologna (El Ermitaño)
Definitivamente no será lo mismo poner sobre la mesa el Tarocchinno Bolognese o el último “deck” comprado a través del mercado internacional. Lo que sí es cierto es que la emoción que debió haber despertado en Francia agitar la cajita de “Le Scarabée d'Or” en 1860, puede compararse a la sensación que genera esperar que las cartas queden finalmente dispuestas sobre la mesa en la Rueda de las 12 Casas en la actualidad. Las imágenes ilustradas en uno y otro responden a distintas épocas y miradas del mundo, pero todos buscan evocar en el individuo aquel espacio que le brinde respuestas… aunque personalmente, prefiero que surjan preguntas.
Imágenes de “Le Scarabée d'Or”, circa 1860
El estudio del Tarot no es algo que se dé de la noche a la mañana. Existen cursos con diploma que se imparten en un fin de semana y desprestigian el verdadero significado y seriedad de este gran Arte. Por otra parte, y afortunadamente, también hay personas que se han tomado el trabajo de analizar los Arcanos con mayor responsabilidad. Tal es el caso del psiquiatra suizo, Carl Jung, que en su oportunidad logró relacionar las imágenes del Tarot con los arquetipos y símbolos que él estudiaba a través de la psicología analítica. Si bien éste no fue el foco directo de sus energías, reconoció que el Tarot representaba arquetipos de transformación como los que había encontrado en mitos, sueños y alquimia, y que tenía características adivinatorias similares al I-Ching y la Astrología. Sobre todo, Jung creía que una persona podría usar "un método intuitivo" para comprender, a través del Tarot lo que pudiera estar reflejando el inconsciente colectivo. En palabras de Jung: "Podemos predecir el futuro cuando sabemos cómo ha evolucionado el momento presente a partir del pasado".
En la actualidad, podemos encontrar varios referentes del tema; Alejandro Jodorowsky ha dedicado un par de libros al estudio del Tarot, ya que lo considera un espejo del alma, del inconsciente. Otros tantos autores también lo han hecho. Quizás aparezcan mil artistas más que quieran descubrir el verdadero secreto de los Arcanos a través de su arte, lo cierto es que los Arcanum (“secreto, misterio” en Latín) siempre conservarán el enigma que solo será descubierto cuando estemos dispuestos a desnudar nuestra Alma.
Leer el Tarot puede ser la oportunidad que estabas esperando para conectar con tu interior y conocerte a vos mismo de una manera más profunda. Puede que existan muchos escépticos que critiquen estas prácticas, aun así el mundo de las imágenes seguirá existiendo: permanecerá vibrante en los Arcanos del Tarot, en los dibujos de un Oráculo, o en el mundo onírico de los sueños. Allí residen los mensajes que cada uno interpretará a su manera. Dependerá de cada uno qué tan hondo quiera llegar y cuánto esté dispuesto a avanzar en el camino del autoconocimiento.
Lic. Amelia Milanese
Consultoría Psicológica
Lecturas de Tarot y Oráculos
Bibliografía:
- A. Jodorowsky, M. Costa, “La Vía del Tarot”, 2004.
- S. Nichols, “Jung y el Tarot”, 1980.
- Le Tarot Associazione Culturale
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